Su abuela y abuelo tenían visitas de gente conocida de Viana. Recuerda que había dos señoras del pueblo que iban a su casa a diario, una de ellas era muy católica, siempre iba vestida con los hábitos de Carmelita. En esa época, cada miembro de la familia tenía su sitio concreto en la mesa. El abuelo bendecía siempre la mesa, recuerda que era muy religioso.