A lo largo del año, se guardaban hasta 6 jamones, con las patas traseras d de los 3 cerdos. Según los kilos de los jamones, se cubrían con sal y se prensaban con una gran piedra durante un día y medio. Tras sacarlos de la sal, se remojaban para untarlos en sal y pimentón, para colgarlos al aire hasta que curasen. El consumo del jamón comenzaba con la siega y, a partir de ahí, cada jamón se abría con cada evento festivo.