En su casa mataban cerdo para consumo propio, hacían morcillas y otros embutidos. El lomo se guardaba en tinajas cubiertas de aceite, los chorizos se colgaban y se conservaban en papeles de periódico. Los jamones se cubrían con sal y les ponían una piedra pesada para prensarlo. Su madre limpiaba las tripas de cerdo que usaban para los chorizos y las morcillas.