La casa familiar, en la que nació, era una casa de dos pisos. El piso inferior, en la parte trasera, contenía graneros y despensas para la matanza, junto a una gran cocina en la que hacían vida diaria. En la otra planta, se encontraban los dormitorios, rodeando dos grandes salas de paso. La cocina contaba con una cortina divisora para, una vez acabada la labor diaria, sentarse en torno a la mesa de camilla de la sala de estar. Recuerda una gran armonía en la convivencia diaria.