Cuando su madre dio a luz a la última hermana, Nieves estuvo presente, pero por obligación. Recuerda que dio a luz por la noche y con la bombilla que tenían apenas se veía nada. Nieves estuvo ayudando a su madre a sacar al bebe porque el practicante no llegaba y también llamaron a una vecina para que la asistieran. A las mujeres parturientas les daban caldo de gallina para favorecer su recuperación. Su madre asistió a los bautizos de sus hijos y estos se celebraban la misma semana del nacimiento. Cuenta una anécdota sobre los padrinos y habla de la comida del bautizo.