Cuenta una anécdota con un cura. Les daban vales para conseguir puntos y poder ir de excursión. En una ocasión, cuando llegó el momento de ir a la excursión, a su hermana le sobraban vales, pero a Nieves no le llegaban los que tenía para poder ir, según la decisión del cura. Fue con su hermana al autobús, pero, aunque se quedó esperando a ver si decían su nombre hasta el último momento, el cura no le dejó ir a la excursión, a pesar de que había ido todos los días a misa. Fue a casa llorando y fue su madre a hablar con el cura.