El Ayuntamiento antaño autorizaba a los vecinos y vecinas del pueblo a coger lotes de leña del término de El Soto. También había quienes adquirían la leña de sus propias fincas. Había pastores que servían a todo el pueblo como el dulero, cabrero y otro pastor de vacas que había. Además, había rebaños particulares. El Ayuntamiento también repartía parcelas del comunal por una tasa mínima.