De su infancia en Viana recuerda el Casco Antiguo, los arrabales y el barrio Salcedo. Tenían buena relación entre ellos, recuerda una canción que cantaban a los «arrabaleros». Las calles de Viana estaban empedradas y cementadas, se hacía mucho barro por el paso del ganado. Había un barrendero que limpiaba las calles y el alumbrado público era algo escaso.