En los balcones de las casas se solían colocar los ramos de olivos como signo de protección ante las tormentas. También tenían un Sagrado Corazón entronizado en casa. Desde casa acudían a la mayoría de los actos religiosos y cuenta que bendecían la comida antes de comer. Si se caía el pan de la mesa, su padre lo recogía y lo besaba.