El Ayuntamiento no sorteaba lotes de leña y comenta que el carbonero vendía leña, pero, sobre todo, era su padre el que realizaba esta actividad. Su padre trabajaba en Lapoblación y bajaba leña para venderla, las mayores clientas eran mujeres viudas o solteras. Los hijos le ayudaban a serrar la leña. La leña la bajaban en camiones desde allí y después la preparaban.