Había varios ultramarinos donde se vendía de todo. En Viana había bastante comercio. Cuenta que había costumbre de hacer la compra a diario. La comida y la bebida se dejaban en la ventana a la fresca, lo que se llamaba «la fresquera». Cuenta una anécdota de una vez que fueron con la cuadrilla y cogieron una tartera que estaba en una fresquera, pero resultó que era leche.