Dentro de la cuidad, el tema de la hora se solucionó con los relojes que había en las iglesias. La gente sabía la hora que era según la sombra que daban los árboles en el campo. Otra manera de saberla era por los autobuses que pasaban por la carretera. En esa época, también había relojes de sol en las ermitas y en la iglesias del pueblo.